viernes, noviembre 27, 2009

Miercoles

La mañana brillaba en todo su esplendor cuando por fin y después de vagar todo el dia por el mercado de la ciudad, ella apareció, ataviada con una falda larga de color rojo y una blusa blanca, que resaltaba ese color aceituna de su piel, podría olerla desde donde estaba trabajando en mi puesto de verduras, Jazmín de la noche, de ese que se abre cuando el sol se pone y la luna besa sus flores para que engalanen las estrellas con su aroma. Su escote se posa sobre sus pechos cual pluma y yo sueño con pasar uno de mis dedos por esa línea en forma de u que le recorre cayendo de manera coqueta por uno de sus hombros, besados por su larga melena negra y rizada, en mi pecho mi corazón se desbocaba y mis dedos cosquilleaban anhelando tocar ese mar revuelto de su cabeza. Todos los miércoles, siempre puntual llegaba acompañada de su perro guardián, una matrona de rostro como piedra y facciones aun mas rusticas, enorme como un portón, la habían encomendado para cuidarla y se podía decir de todo menos que la señora no cumpliera bien su tarea, estaba con ella día y noche, ya había intentado acercarme, pero la señora de piedra me ladraba como un perro, pero este era el único lugar donde ella no podía echarme, trabajaba para el mejor verdulero del mercado y a mi diosa de olivo solo le gustaba lo mejor. Camina con una delicadeza que parece que en cualquier momento puede salir volando como un ángel, mi ángel alado, que con su dulce voz hace que todo mi interior vibre de emoción, la veo inclinarse sobre los tomates, tocarlos suavemente y contemplo embelesado su manos, el pincel más delicado había trazado cada una sus líneas, se deslizaban ahora entre la fruta con la delicadeza de una flor o a veces se ensortijaban en sus cabellos como pequeños picaflor, y yo suspiraba soñando que las podía acunar entre mis manos. Me sonríe a mí, y yo nada mas deseo besar esos labios jugosos color pasión.
-cuánto cuesta?- para mí su voz suena a lo que debe sonar un coro de ángeles, y no puedo responderle, solo deseo abrir mi pecho y mostrarle mi corazón henchido de amor por ella, mi alma ha construido un nido para la suya y mi cuerpo suspira pasión por cada poro, pasión carnal, pasión sublime, pasión que me llena con cada exhalación de su perfume, respiro hondo y cierro los ojos, me la respiro completa, la sostengo dentro de mi unos momentos y cuando abro los ojos ambas me miran asombradas, me sonrojo y ella ríe, campanas del cielo escucho en mi mente, por ella se ríe y con coquetería aparta un rizo de su rostro, para que yo puedo contemplar mejor esos ojos ambarinos que iluminan mis sueños cada noche.
Entonces, y como todo las veces, su perro guardián ruge y me tira un golpe bajo a la espinilla, maldito Cupido, de todas las mujeres porque la que lleva una bestia acuestas?, la bestia tira el dinero, toma la fruta y la agarra fuertemente del brazo para llevarla hacia otro puesto.
Y yo me quedo ahí contemplando su estela aromática, el susurro de sus faldas contra sus piernas y el rebote rítmico de su cabello, mientras su cadera oscila de un lado al otro como el péndulo más sensual que he visto. Sonrió como un loco porque de aquí al otro miércoles solo faltan 7 días.

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